UN
SALUDO, ¡POR FAVOR!
¿¡Pero qué trabajo cuesta decir!: ¡Buenos días!, ¡Buenas
tardes! o ¡Buenas noches!? Pues al parecer a ciertas personas bastante.
Llevo cerca de 24 años trabajando en una Institución, los
mismos 24 años con muchos de mis compañeras/os. Pues todavía al día de la
fecha, sigo esperando un saludo de cortesía por parte de alguno/a de ellos/as.
El saludo no se le puede negar a nadie, a excepción de
aquella/s persona/s con la que hayamos tenido un encuentro desafortunado o
insatisfactorio que concluye en un identificador de posiciones ¡Tú allí y yo
aquí!
Lo más curioso del tema resulta cuando los encuentras
frente a frente, o dentro de una cajita
de 1.5 x 1.5 llamado ascensor: sus ojos recorren tu cuerpo desde arriba hacia
abajo y luego al contrario, hasta recuperar la posición inicial…, su mirada se
clava en tus ojos atónitos y de repente piensas… ¡Hoy es el día! ¡Hoy toca!
¡Pues no, de nuevo falsa alarma! Lo hacen para recordar a quién no quieren
obsequiar con un pequeño indicio de buena educación.
No me importa, o quizá sí, querido conocido, vecino,
compañero o extraño, a pesar de que el
error lo estés cometiendo tú, de ti depende cambiar esta actitud descuidada por otra
mucho más positiva y gratificante. Aún así, yo seguiré dedicándote una
de mis mejores sonrisas y deseándote: ¡que tengas un feliz día!
Margarita Martínez Mechó
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