jueves, 13 de febrero de 2014

UN SALUDO, ¡POR FAVOR!


UN SALUDO, ¡POR FAVOR!

 

¿¡Pero qué trabajo cuesta decir!: ¡Buenos días!, ¡Buenas tardes! o ¡Buenas noches!? Pues al parecer a ciertas personas bastante.

Llevo cerca de 24 años trabajando en una Institución, los mismos 24 años con muchos de mis compañeras/os. Pues todavía al día de la fecha, sigo esperando un saludo de cortesía por parte de alguno/a de ellos/as.

El saludo no se le puede negar a nadie, a excepción de aquella/s persona/s con la que hayamos tenido un encuentro desafortunado o insatisfactorio que concluye en un identificador de posiciones ¡Tú allí y yo aquí!

Lo más curioso del tema resulta cuando los encuentras frente a frente, o  dentro de una cajita de 1.5 x 1.5 llamado ascensor: sus ojos recorren tu cuerpo desde arriba hacia abajo y luego al contrario, hasta recuperar la posición inicial…, su mirada se clava en tus ojos atónitos y de repente piensas… ¡Hoy es el día! ¡Hoy toca! ¡Pues no, de nuevo falsa alarma! Lo hacen para recordar a quién no quieren obsequiar con un pequeño indicio de buena educación.

No me importa, o quizá sí, querido conocido, vecino, compañero o extraño, a pesar de que  el error lo estés cometiendo tú, de ti depende  cambiar esta actitud descuidada  por otra  mucho más positiva y gratificante. Aún así, yo seguiré dedicándote una de mis mejores sonrisas y deseándote: ¡que tengas un feliz día!

 

                                           Margarita Martínez Mechó

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