jueves, 18 de junio de 2015

LOS TRAMPANTOJOS DE LA SOCIEDAD

LOS TRAMPANTOJOS DE LA SOCIEDAD

En ocasiones me declaro ser un poco o un mucho voyeuse, o curiosa como usted prefiera, observando los comportamientos de la sociedad y la manera de cómo irrumpen los trampantojos en mi vida cotidiana.
La Real Academia Española define “TRAMPANTOJO” como:

(De trampa ante ojo).

1.     m. coloq. Trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es.

Sin embargo Luis Monreal y Tejada en el “Diccionario de Términos de Arte” lo define como “Uso de la técnica pictórica que se propone inducir al ojo a aceptar como real lo que tan sólo está pintado”, basándose en la notable publicación de Reginald Haggar “Diccionario de Arte”. Ambos concluyen, en que el trampantojo se trata de un subgénero del ilusionismo.

¡Vaya, lo que para los franceses es “Trompé l’oeuil” o “Quadratua” para los italianos!

En definitiva, el trampantojo se podría definir como una técnica multidisciplinar pictórica, arquitectónica, culinaria, política, estética, escénica,…, fingida, que data desde 400 años a.C. y que utilizando el ilusionismo, no la imitación, y bajo el influjo de la percepción cognitiva,  es capaz de producir y transmitir sensaciones con un realismo extraordinario, basado en experiencias previas y recuerdos.

La práctica del trampantojo se extiende a partir del renacimiento a través del estudio más exhaustivo de la perspectiva y de la proporción. Simulados en bóvedas con sus elocuentes óculos, murales, esculturas o pinturas de destacados artistas creando un sinfín de imágenes ilusorias como espejos, ventanas y balcones, etc., que conectan con el exterior y, por supuesto, con el espectador que los contempla.

Stephen Macknik y Susana Martínez-Conde investigadores en el campo de la neurociencia en Phoenix, afirman en su obra “Los engaños de la mente” que: “creemos que somos conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor, pero generalmente desechamos el 95 por  ciento de lo que ocurre” De este significativo porcentaje de omisión de información, se puede afirmar que sustancialmente  nuestra percepción es ilusoria.

Me aterra pensar que detrás de aquellas conductas bellacas, sediciosas e impúdicas,  que tanto detesto y repudio,  hay mucho más, que recóndito, se torna invisible logrando escapar de mi tímida y vaporosa  percepción.

Echo un vistazo a mí alrededor y, observo la sigilosa invasión de trampantojos que acechan sobre nuestras vidas. Su ilusionismo causa admiración, cautiva y conmueve cuando supera las expectativas iniciales, pero en ocasiones, desencanta o frustra cuando descubres que la verdad ha resultado empañada por una infame mentira.

Un meticuloso ilusionismo culinario consigue convertir un trozo de mango, yogur, manzana y mermelada de fresas en un exquisito y delicioso huevo frito con patatas fritas y kétchup. Y si hacemos uso de nuevas técnicas artísticas con trampantojos autoadhesivos en vinilo, logramos convertir lúgubres estancias en ambientes abiertos a la naturaleza, con personalidad propia, llenos de fantasía, luz y color siendo capaces de cambiar la perspectiva del espacio.

Otro trampantojo es la  hipocresía adornada con complementos de frivolidad, muy característica de algunos miembros de esta sociedad apodados por mí y, por muchos otros, como falsos progres.

Nuestros políticos tampoco quedan exentos de los trampantojos.  En los programas electorales ¿Realmente nos venden una perspectiva real o una perspectiva ilusoria para conseguir sus objetivos? Con un adecuado dominio de las habilidades comunicativas como son: el lenguaje verbal, el paralenguaje y la kinésica (lenguaje no verbal) y unas gotitas de carisma, pueden llegar a persuadirnos convirtiendo en humo, o no, todas las esperanzas e ilusiones depositadas en ellos.

La búsqueda de la perfección, de la felicidad, de la auto reafirmación, de la aceptación, del placer o la no conformidad de nuestro aspecto físico, también nos lleva a hacer uso de trampantojos; prendas que potencian nuestros encantos, que estilizan, que construyen y dan forma al cuerpo reduciendo y/o realzando caderas, glúteos o senos con los tan de moda “push-up”, zapatos de tacón, de plataforma o alzas nos proporcionan esos centímetros más que nos hacen sentir que el cielo está más cerca, maquillajes que vigorizan nuestras facciones o, aquellos otros, que disimulan imperfecciones, coloraciones, extensiones o cortes de pelo trabajados desde nuestras proporciones faciales, o  el uso de técnicas gráficas como el Photoshop, no hacen más, que buscar el equilibrio entre las proporciones físicas, psíquicas y estéticas del propio sujeto y del que observa.

¡Nunca olvides!

Busca la perfección, la felicidad, la auto reafirmación, la aceptación, el placer y el éxito construyendo y potenciando tu belleza interior al mismo tiempo y en la misma proporción con que lo haces con tu exterior.

                            Margarita Martínez Mechó