COMIENDO Y EN CHANCLETAS
Es cierto que en época
estival la vestimenta, y más aún si se trata de la playa o lugar vacacional, se
relaja un poquito más. Pero hay algo que no se tendría que descuidar, en ningún
caso, si decidimos visitar un restaurante
para comer o cenar. Podremos vestir más desenfadadamente, con menos abalorios e
inclusive con otro estilo al que estemos acostumbrados a ir cuando acudimos a
nuestro puesto de trabajo, pero hasta el punto de presentarse como si
estuviésemos tomando un baño de sol ¡no!
No es la primera vez, e
imagino que no será la última, que observemos a personas que asisten al
restaurante ataviados con prendas que no son de lo más adecuadas. Aquí alguno
de ustedes si me tuviese delante estoy segura que me trasladaría alguna o
algunas de las siguientes cuestiones: “Margarita ¿qué es lo más adecuado?; ¿Quién
determina lo que es adecuado y no lo es?; ¿Dónde está escrito eso?; ¿No crees
que lo que es adecuado para mí, quizá no lo sea para ti? y así alguna otra
cuestión más. Bien, es cierto que yo no soy quién ni estoy en disposición de
determinar cómo debe ir vestido cada uno, pero sí lo estoy, desde el concepto
de lo que se denomina como “buena educación”. Este tema lo abordaremos un poco
más adelante.
A lo que vamos y al hilo de lo
que reza en el título de este escrito “Comiendo y en chancleta”. Hay actitudes
que sobrepasan los límites y me gustaría hacer mención especial al momento
cuando los comensales ocupan cada uno su lugar en la mesa, se disponen
cómodamente en sus sillas y a continuación y tras una exhalación profunda y
sonora seguida de un ¡Ay! se desprenden, literalmente, de sus inadecuadas
chancletas dejando sus pies libres de toda atadura. Pero esto no es todo, algunos
llegan a entrecruzar las piernas y colocar sus pies en el asiento de la silla,
como si de contorsionistas se tratara, llegando si se tercia, a acariciar sus
cansados y torturados pies. ¡Vaya! Y por
si esto no les parece suficiente despropósito y mientras nos sirven la comida
¿por qué no revisar la chancla por si tiene algún desperfecto? Dicho todo esto
así quizá les parezca una exageración por mi parte, pero si por un ratito se
detienen a observar lo que acontece alrededor de su mesa comprobarán que no se
trata de conductas emanadas de mi imaginación.
Los zapatos, sandalias o con
lo que decidan vestir sus pies, debe permanecer ¡siempre en los pies! mientras
se esté realizando el sagrado acto de comer. Por cierto, se aconseja el uso de
chanclas en casa, en la playa, en el spa
o en la piscina.
Entramos de nuevo en lo que
nos habíamos dejado pendiente referente a la vestimenta. Tengamos siempre
presente que por muy pocos tenedores, o ninguno, que haya obtenido el
restaurante al que decidamos acudir, no es muy correcto acudir en ropa de baño
o con sugerentes caftanes (en el caso de las señoras) o bañadores por muy de
moda o de marca que sean (en el caso de los señores). En todo caso procuraremos
siempre, por mucho calor que haga y aun estando en casa, cubrir nuestro cuerpo
y nuestro torso, tanto hombres como mujeres cuando vayamos a sentarnos a la
mesa, al acudir al chiringuito de la playa o a la cantina de la piscina.
¡Disfruten de unas
refrescantes vacaciones!
Margarita
Martínez Mechó
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