miércoles, 26 de abril de 2017

ACTITUD: TU FUERZA








Amanece, con los ojos aún entreabiertos y sintiendo el confort de tus suaves y cálidas sábanas,  intentas programar un nuevo día. Tu cabeza elabora un minucioso cronograma en apenas unos minutos, y sientes que las horas del día deben haberse reducido, o que las agujas del reloj avanzan a una velocidad vertiginosa, porque no serás capaz de abarcar tanto en tan limitado tiempo. De repente exclamas… ¡no puede ser, ya han pasado veinte minutos! retiras la ropa de la cama sin gana, pero con ímpetu, y sientes cómo te adentras en la aventura de una nueva jornada repleta de actividad y planes ¡Es hora de ponerse en marcha!

Lo primero, y antes de comenzar la actividad frenética, deberías sintonizar tu actitud. Elige una actitud con altas dosis de optimismo, ya sé que algunos diréis - ¡Sí, si tú tuvieras que lidiar con lo que me toca a mí en el día de hoy, ibas a estar muy optimista! ¡Venga ya! - Pues sí, a pesar de las turbulencias, la oscuridad de ese nuevo amanecer y lo abatido que te encuentres, lo único que puede aportarte un rayo de luz, transformar la visión de tu vida y de ti mismo, es la actitud. La gama y el brillo de los colores que utilices para pintar tus pensamientos, tus emociones, tus sentimientos y tus proyectos determinará el proceso y, como consecuencia, los resultados que podrás llegar a alcanzar.

Es cierto que la actitud no puede cambiar ciertos diagnósticos, pero sí, la manera de gestionarlos disminuyendo los niveles de ansiedad y estrés que genera la ira, el miedo, la rabia, la injusticia, la tristeza y la incertidumbre.

Convierte esa ira, ese miedo, esa rabia, esa injusticia… en arrojo y comprobarás cómo sales fortalecido de aquellas situaciones, que un día hicieron constreñir tu estómago y tu corazón.

Centra la atención en los pequeños detalles y en la magia que guardan en su interior; rodéate de personas que aporten felicidad y amor a tus días;  ilusiónate; camina mirando siempre al frente, y mira únicamente para atrás, para recordar los placenteros parajes de tu vida y para aprender de los que no lo han sido tanto; enamórate; observa y atiende a las sabias y magistrales lecciones que te regala la madre naturaleza; persigue tus sueños y lucha por tus objetivos, pero no olvides que deben ser alcanzables.

Cuando sientas que las fuerzas  te fallan o que alguien pretende debilitarlas, aférrate a todas las cosas buenas que rodea tu vida, quizá no te hayas percatado, bien porque nunca te paraste a valorarlas o porque las circunstancias te las eclipsaron, pero te aseguro, que son muchas más de las que podías haber imaginado; entonces, solo entonces cuando las descubras, comprobarás que merece la pena luchar por mantenerlas cerca de ti y continuar disfrutando de ellas. Confía en el poder transformador de tu actitud.

La vida es un reto lleno de obstáculos, no dejes que ellos tomen las riendas de tu crónica, porque con un poquito (o un mucho) de paciencia, de esperanza y  de entrega,  hará descubrir en ti tus más insospechadas e ilimitadas capacidades. Debes saber que dispones de un gran  potencial  para cambiar tu vida, y sobre todas las cosas, que tú, también mereces ser feliz ¡Quiérete, mímate, valórate y disfruta!


Tus pensamientos determinan tus sentimientos y, por ende, tus comportamientos.

Una actitud positiva estimula la autoestima, la motivación, la felicidad, la afectividad  y la salud. Por el contrario, una actitud negativa provoca bloqueo, desconcierto, perturbaciones emocionales, estrés, ansiedad, trastornos psicosomáticos y enfermedades severas y graves.


Despierta, abre tus ojos y esboza tu mejor sonrisa; es un nuevo día y tienes el gran privilegio  de poder vivirlo.


Recuerda:

¡Tu actitud es tu fuerza, y si tú quieres, puedes conseguirlo!
                                                

                                                                                                                                  Margarita Martínez Mechó

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