RECOMENDACIONES PARA VESTIR ADECUADAMENTE UNA MALA EDUCACIÓN
En primer lugar, quiero agradecerle el preciado tiempo que Vd. dedicará a leer mi modesto post sobre como “Vestir adecuadamente una mala educación”
Hablar o escribir sobre el no saber ser, estar o hacer de las personas, es algo que supone hacerlo con mucho tacto para no herir la sensibilidad de unos cuantos.
Algo que me ha sorprendido, y lo sigue haciendo a lo largo de mi corta o larga vida, dependiendo de la edad del lector, es cómo algunos seres humanos son capaces de tener autoconciencia de ciertas habilidades, capacidades y /o debilidades, y no de su desprendida, ostentosa y radiante mala educación.
¿Ha llegado usted a encontrar a una sola persona entre sus cientos, miles o millones de conocidos, que confiese estar poseído por la mala educación? Yo al día de hoy, le aseguro que he tenido la desdicha de no descubrir, ni siquiera, uno. Usted se preguntará -¿por qué la desdicha? Y aquí es donde yo le respondo – porque si hubiese tenido el gran placer de coincidir con algún individuo que lo aceptara, éste, tendría un buen camino recorrido, ya que, estaría predispuesto a corregir o modificar aquellas conductas que le conducirían a buen puerto.
Sin más dilación, doy comienzo a una pequeña muestra de actuaciones muy significativas, que caracterizan a aquellos individuos que visten de mala educación, de tal manera, que entorpecen la armonía en la convivencia y en las relaciones sociales.
Empezamos con el aspecto personal:
- * Vista como le apetezca y le venga en gana indiferentemente de su edad, profesión, del tipo somático, del lugar que frecuente o la actividad que vaya a realizar ¡A quien no le guste, que no mire!
- * El pelo cuanto más desaliñado, graso o descuidado más naturalidad le aportará.
- * Los zapatos cuanto más sucios mejor, darán su toque personal al resto del atuendo.
- * ¿Por qué malgastar agua, jabones o utilizar colonias, perfumes o desodorantes, si nuestro cuerpo genera su propio aroma natural?
- * Los dientes ¡ay los dientes! generadores del tan vistoso sarro, masilla u otros y que tanto favorece a nuestro rostro, cuando regalamos una sincera y efusiva sonrisa.
- * Las uñas sucias ¡qué maravilla! distintas tonalidades y texturas ¿Quién da más?
En cuanto a normas de conducta:
- Cuando visite casa ajena:
· Abra los armarios, los cajones y el frigorífico sin pudor, el tirador está para ello y le facilitará la labor.
· Recorra las estancias de la vivienda sin pedir permiso alguno y, si le apetece ¡por qué no! grábelo en vídeo, así podrá mostrarlo a sus conocidos, amistades y familiares, y quizá también pueda subirlo a su muro.
· Busque y cuando tenga localizado el lugar más cómodo, apodérese de él para echar la siesta del borrego que tanto apetece después de una copiosa comida.
· Cuando se despierte de la misma, unos estiramientos le vendrá de perlas, y si lo acompaña de unos sonidos animalescos, la relajación estará asegurada y quedará como nuevo.
· No es necesario que se despida dando las gracias a los anfitriones, ya deben saber que todo ha estado muy bien.
En la mesa:
· No es necesario que espere al resto de comensales para empezar a saborear los suculentos manjares, que están dispuestos delante de su atenta mirada. El estómago no entiende de protocolo.
· Visualice con atención el tamaño de los entrantes y, láncese hacia el más grande raudo y veloz, como si de un águila se tratara para dar caza a su presa, antes de que nadie tome la iniciativa y se le adelante.
· Coma lo más rápido posible y no se detenga aunque tenga algo interesante que aportar a la conversación. Hablar con la boca llena y hacer ruido, siempre ha sido una evidente señal de distinción, además, sus acompañantes participarán encantados de su proceso digestivo.
· La cabeza cuanto más cerca del plato mejor, así ingerirá los alimentos rápidamente, y apenas tendrá que levantar la mano para llevarlos a su boca.
· Los codos anclados a la mesa funcionarán de bisagra para llevarnos los alimentos a la boca, para sujetarnos o rascarnos la cabeza, o para descansar nuestro pesado y fatigado cuerpo sobre la misma.
· Jugaremos con los cubiertos, ellos serán una prolongación de nuestras extremidades, y participarán muy negativamente en nuestro lenguaje no verbal.
· Cuando le soliciten un alimento sólo tiene que cogerlo con su mano y hacérselo llegar ¡Total, si hay confianza!
· No es necesario dar las gracias cuando le sirvan la comida, le acerquen los alimentos, las bebidas o el cubierto que se le cayó al suelo.
· Etc., etc., etc.
- En el coche:
· Utilice sin piedad ese dispositivo llamado pito, claxon o bocina.
· No es necesario que utilice los intermitentes, estos solo sirven para aumentar el precio del vehículo.
· Grite y haga gestos obscenos. Conseguirá debilitar a su prójimo hasta sumergirlo en una tremenda depresión.
· Si hay varios carriles, disponga de ellos con plena libertad. No tiene por qué elegir el que sea más adecuado para la dirección que sigue.
· Cuando se acerque a un paso de peatones, quédese a penas unos 5 centímetros del viandante, conseguirá meterle el miedo en el cuerpo y usted dará la batalla por ganada. Unas risitas y a seguir la marcha diciéndose ¡qué susto se ha llevado! A continuación, pídale a sus pasajeros que le rían la gracia ¡es tremendamente divertido para todos, inclusive para el peatón!
· Si alguien tiene la osadía de adelantarle, no lo consienta, pise el acelerador hasta el fondo llegando a poner el marcador de las revoluciones a 5, si resulta necesario, claro.
· Ponga en peligro la integridad física suya y la de los demás, si con ello considera que deslumbrará a su ser amado/a. Esto le proporcionará la importancia que usted necesita.
· Aparque ocupando espacio para dos coches ¡Que hubiesen venido antes!
· No escatime en acelerones y frenazos ¿A quién no le gustan las emociones fuertes?
· Gire el volante bruscamente cuando conduzca, ya sea, por carretera o por ciudad, y si puede acompañarlo hablando por el móvil, mejor que mejor.
· Si observa que alguno de sus pasajeros se siente molesto, incómodo o llega a sentir miedo por la alta velocidad alcanzada por usted en su vehículo, no tiene por qué reducirla, indíquele que ahora conduce usted y conduce como le da la real gana. Otra opción, es invitarle a que la próxima vez lleve su coche.
· Etc., etc., etc.
Como no quiero extenderme mucho más amable lector, doy por finalizada esta selección de actuaciones, donde probablemente haya visto reflejado a más de uno y de dos de sus contactos, conocidos, amigos o familiares.
Mi más sincero agradecimiento por su tiempo, entrega y dedicación a este humilde post.
Margarita Martínez Mechó
Una publicación presentada de manera muy original e interesante, es posible que si no hubieras utilizado este estilo, el mensaje de todas formas habría llegado al lector pero no con la misma intensidad y fuerza.
ResponderEliminarFelicidades Margarita
Mil gracias por su afectuoso comentario, Sra. Bretel de Aliaga.
EliminarUn cordial saludo.