miércoles, 17 de mayo de 2017

LA RIQUEZA A COSTE CERO




LA RIQUEZA A COSTE CERO

La Real Academia Española (RAE) define el término “Riqueza” tanto a la abundancia ya sea de bienes, de cosas preciosas, cualidades o atributos excelentes como a la abundancia relativa de cualquier cosa.

La riqueza humana radica en la calidad y la excelencia de sus sentimientos profundos y sinceros; sin extravagancias ni excentricidades; sin despreciar ni sentirse diferente del resto.

Por todos es sabido que el dinero es amigo del éxito y de la muchedumbre, mientras que la pobreza, es amiga de la derrota y de la soledad pero ¿Quién goza de la facultad de determinar dónde da comienzo o fin a la riqueza o la pobreza? ¿Quién somos nosotros para enaltecernos con una magnanimidad absoluta sintiendo desprecio o minusvalorando a los demás? Únicamente, un ser omnipotente tiene la capacidad de juzgarnos.

Solo los grandes son capaces de sentirse seres diminutos e indefensos frente a la inmensidad del universo, resultándole perturbador enfrentar sus principios con sus metas.
Recordemos que uno de los antónimos de “Riqueza” es “Pobreza” ¿pero qué sucede cuando la riqueza viste de soberbia, altanería, engreimiento e intolerancia?

En ocasiones, la riqueza económica, de poder, social, profesional provoca un influyente impacto destructivo sobre la riqueza interior, familiar, espiritual y mental convirtiéndonos en seres necesitados con escaso valor, infelices, desdichados, tristes, faltos de grandeza y benevolencia.

Resulta obvio y sería absurdo por mi parte no reconocer que el ser humano aspira, por naturaleza, a alcanzar en cierto modo algún tipo de riqueza y esto es positivo ¡por supuesto que lo es!, siempre y cuando para conseguir nuestros objetivos no pongamos en juego nuestros valores.

El dinero  ayuda a salir de la agonía económica, a mejorar la salud, a disfrutar de una calidad de vida más óptima,  pero a menudo sirve como potente fertilizante en el afloramiento de las miserias humanas.

En tu mano está ser el pobre más rico del mundo, o el rico más pobre del mundo. Dibuja tu destino evitando, en todo momento y cada lugar, tomar la trayectoria equivocada.

El ser humano tiene el deber de excavar en sus entrañas para vislumbrar sus intenciones, aceptar sus limitaciones y saberse conocedor de toda la riqueza que guarda en su interior.


Tus pensamientos, tus palabras y tus acciones te encumbran o te desacreditan

Apuesto por fomentar la riqueza que construye y que dignifica ¿Y tú, por qué apuestas?



                        Margarita Martínez Mechó