LA RIQUEZA A COSTE CERO
La
Real Academia Española (RAE) define el término “Riqueza” tanto a la abundancia ya sea
de bienes, de cosas preciosas, cualidades o atributos excelentes como a la
abundancia relativa de cualquier cosa.
La
riqueza humana radica en la calidad y la excelencia de sus sentimientos
profundos y sinceros; sin extravagancias ni excentricidades; sin despreciar ni
sentirse diferente del resto.
Por
todos es sabido que el dinero es amigo del éxito y de la muchedumbre, mientras
que la pobreza, es amiga de la derrota y de la soledad pero ¿Quién goza de la
facultad de determinar dónde da comienzo o fin a la riqueza o la pobreza? ¿Quién
somos nosotros para enaltecernos con una magnanimidad absoluta sintiendo desprecio
o minusvalorando a los demás? Únicamente, un ser omnipotente tiene la capacidad
de juzgarnos.
Solo
los grandes son capaces de sentirse seres diminutos e indefensos frente a la
inmensidad del universo, resultándole perturbador enfrentar sus principios con
sus metas.
Recordemos
que uno de los antónimos de “Riqueza” es “Pobreza” ¿pero qué sucede cuando la
riqueza viste de soberbia, altanería, engreimiento e intolerancia?
En
ocasiones, la riqueza económica, de poder, social, profesional provoca un
influyente impacto destructivo sobre la riqueza interior, familiar, espiritual
y mental convirtiéndonos en seres necesitados con escaso valor, infelices,
desdichados, tristes, faltos de grandeza y benevolencia.
Resulta
obvio y sería absurdo por mi parte no reconocer que el ser humano aspira, por
naturaleza, a alcanzar en cierto modo algún tipo de riqueza y esto es positivo
¡por supuesto que lo es!, siempre y cuando para conseguir nuestros objetivos no
pongamos en juego nuestros valores.
El
dinero ayuda a salir de la agonía
económica, a mejorar la salud, a disfrutar de una calidad de vida más óptima, pero a menudo sirve como potente fertilizante en
el afloramiento de las miserias humanas.
En
tu mano está ser el pobre más rico del mundo, o el rico más pobre del mundo.
Dibuja tu destino evitando, en todo momento y cada lugar, tomar la trayectoria
equivocada.
Tus
pensamientos, tus palabras y tus acciones te encumbran o te desacreditan
Apuesto
por fomentar la riqueza que construye y que dignifica ¿Y tú, por qué apuestas?
Margarita Martínez Mechó