COMUNICACIÓN
EFICAZ Y EFICIENTE
La comunicación surge como una
necesidad de los seres vivos y de la sociedad. Comunicar es un proceso en el
cual dos o más personas, se relacionan con el objetivo de poder intercambiar emociones, sentimientos,
pensamientos, informaciones, experiencias, ideas, e inclusive, juicios de valor. Por lo tanto, de nosotros
depende de “qué” tipo de información queremos compartir, “cuándo” es el momento
más óptimo para compartir y “cómo” vamos a compartir e interactuar.
La calidad de
cómo comuniquemos revelará nuestra propia identidad, ya que, comunicar supone
conectar con nuestras experiencias vitales.
Napoleón Hill decía:
“Piensa dos veces antes de
hablar, ya que tus palabras e influencias plantarán la semilla del éxito o del
fracaso en la mente del otro”
Mejorar las habilidades comunicativas tiene un impacto positivo tanto en
lo profesional como en lo personal. Hay algo que no podemos obviar, y es que comunicamos a través
de nuestras palabras, nuestros gestos, e inclusive, hasta con nuestros
silencios. ¡Cuidado, no subestimes a los silencios! ¡Ellos, tienen mucho que
decir!
Sea cual sea el objeto de
nuestra conversación, debemos exponer nuestras opiniones con elegancia,
modestia, claridad y respeto.
La
comunicación es una herramienta estratégica de gestión del conocimiento, de la
sabiduría y del saber ser, estar y hacer.
En cualquier tipo de interacción
humana, profesional o personal, la puesta en práctica de las habilidades de
escucha activa y empática, constituye la mejor actitud que podemos adoptar para
que todo resulte un éxito desde el punto de vista de la comunicación eficaz y
efectiva.
Utilizaremos un lenguaje
adaptado a las características de nuestro interlocutor, e intentaremos huir de
extranjerismos si el vocablo tiene su equivalencia en español. La pronunciación
ha de ser clara y modulada utilizando adecuadamente los elementos del
paralenguaje.
La calidad de la conversación no
radica en hablar cuanto más tiempo o intervenir cuantas más veces mejor. Un
buen conversador es aquel que tiene una estrategia bien definida: Se centra en
el tema de conversación (no se va por las ramas), sus intervenciones son
precisas (habla cuando puede aportar algo positivo), practica la escucha activa
(escucha con atención la exposición de
los demás evitando interrupciones) y controla los tiempos de intervención (para
así evitar la fatiga en la atención).
Si la esencia de nuestro
pensamiento se encuentra perfectamente estructurada,
utilizamos los elementos verbales, no verbales, la paralingüística de manera apropiada,
así como, las habilidades comunicativas que nos proporciona la inteligencia
emocional, tendremos todos los ingredientes necesarios para practicar una
comunicación eficaz y eficiente.
Artículo publicado en el Diario La Opinión de Murcia el 19 de noviembre de 2015.
Margarita Martínez Mechó