LOS TRAMPANTOJOS DE LA SOCIEDAD
En ocasiones me declaro ser un poco o un mucho voyeuse, o
curiosa como usted prefiera, observando los comportamientos de la sociedad y la
manera de cómo irrumpen los trampantojos en mi vida cotidiana.
La Real Academia
Española define “TRAMPANTOJO” como:
(De trampa ante ojo).
1.
m. coloq. Trampa o ilusión con que se engaña a
alguien haciéndole ver lo que no es.
Sin embargo Luis Monreal y Tejada en el “Diccionario de
Términos de Arte” lo define como “Uso de la técnica pictórica que se propone
inducir al ojo a aceptar como real lo que tan sólo está pintado”, basándose en la
notable publicación de Reginald Haggar “Diccionario de Arte”. Ambos concluyen,
en que el trampantojo se trata de un subgénero del ilusionismo.
¡Vaya, lo que
para los franceses es “Trompé l’oeuil” o “Quadratua” para los italianos!
En definitiva,
el trampantojo se podría definir como una técnica multidisciplinar pictórica,
arquitectónica, culinaria, política, estética, escénica,…, fingida, que data
desde 400 años a.C. y que utilizando el ilusionismo, no la imitación, y bajo el
influjo de la percepción cognitiva, es
capaz de producir y transmitir sensaciones con un realismo extraordinario,
basado en experiencias previas y recuerdos.
La práctica
del trampantojo se extiende a partir del renacimiento a través del estudio más
exhaustivo de la perspectiva y de la proporción. Simulados en bóvedas con sus
elocuentes óculos, murales, esculturas o pinturas de destacados artistas
creando un sinfín de imágenes ilusorias como espejos, ventanas y balcones, etc.,
que conectan con el exterior y, por supuesto, con el espectador que los
contempla.
Stephen
Macknik y Susana Martínez-Conde investigadores en el campo de la neurociencia
en Phoenix, afirman en su obra “Los engaños de la mente” que: “creemos que
somos conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor, pero generalmente
desechamos el 95 por ciento de lo que
ocurre” De este significativo porcentaje de omisión de información, se puede
afirmar que sustancialmente nuestra
percepción es ilusoria.
Me aterra
pensar que detrás de aquellas conductas bellacas, sediciosas e impúdicas, que tanto detesto y repudio, hay mucho más, que recóndito, se torna
invisible logrando escapar de mi tímida y vaporosa percepción.
Echo un
vistazo a mí alrededor y, observo la sigilosa invasión de trampantojos que
acechan sobre nuestras vidas. Su ilusionismo causa admiración, cautiva y conmueve
cuando supera las expectativas iniciales, pero en ocasiones, desencanta o
frustra cuando descubres que la verdad ha resultado empañada por una infame
mentira.
Un meticuloso
ilusionismo culinario consigue convertir un trozo de mango, yogur, manzana y
mermelada de fresas en un exquisito y delicioso huevo frito con patatas fritas
y kétchup. Y si hacemos uso de nuevas técnicas artísticas con trampantojos
autoadhesivos en vinilo, logramos convertir lúgubres estancias en ambientes
abiertos a la naturaleza, con personalidad propia, llenos de fantasía, luz y
color siendo capaces de cambiar la perspectiva del espacio.
Otro
trampantojo es la hipocresía adornada
con complementos de frivolidad, muy característica de algunos miembros de esta
sociedad apodados por mí y, por muchos otros, como falsos progres.
Nuestros
políticos tampoco quedan exentos de los trampantojos. En los programas electorales ¿Realmente nos
venden una perspectiva real o una perspectiva ilusoria para conseguir sus
objetivos? Con un adecuado dominio de las habilidades comunicativas como son:
el lenguaje verbal, el paralenguaje y la kinésica (lenguaje no verbal) y unas
gotitas de carisma, pueden llegar a persuadirnos convirtiendo en humo, o no,
todas las esperanzas e ilusiones depositadas en ellos.
La búsqueda de
la perfección, de la felicidad, de la auto reafirmación, de la aceptación, del
placer o la no conformidad de nuestro aspecto físico, también nos lleva a hacer
uso de trampantojos; prendas que potencian nuestros encantos, que estilizan, que
construyen y dan forma al cuerpo reduciendo y/o realzando caderas, glúteos o
senos con los tan de moda “push-up”, zapatos de tacón, de plataforma o alzas
nos proporcionan esos centímetros más que nos hacen sentir que el cielo está más
cerca, maquillajes que vigorizan nuestras facciones o, aquellos otros, que
disimulan imperfecciones, coloraciones, extensiones o cortes de pelo trabajados
desde nuestras proporciones faciales, o el uso de técnicas gráficas como el Photoshop,
no hacen más, que buscar el equilibrio entre las proporciones físicas,
psíquicas y estéticas del propio sujeto y del que observa.
¡Nunca
olvides!
Busca la
perfección, la felicidad, la auto reafirmación, la aceptación, el placer y el
éxito construyendo y potenciando tu belleza interior al mismo tiempo y en la
misma proporción con que lo haces con tu exterior.
Margarita Martínez
Mechó